Para sobrevivir hemos sido capaces de modificar el medio. Hace 50.000 años le declaramos la guerra a la Naturaleza, siempre hostil. Por qué morimos, por qué enfermamos, por qué perdemos a los seres queridos, por qué pasamos hambre y frío, por qué hay que luchar por un trozo de tierra o por un venado. Supongo que fueron preguntas como éstas las que civilizaron al hombre y, al mismo tiempo, lo embrutecieron.
Poco a pocos hemos ido alejándonos de la Naturaleza, hasta el punto de que jamás podríamos regresar a Ella. Los instintos son lo único que nos queda de nuestro pasado natural. Siguen determinando una parte importante de nuestras vidas y lo hacen en la oscuridad, como una mano negra, ocultos por una capacidad de reflexión que creemos más poderosa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario